“Teoría y práctica del Shiatsu” de Carola Beresford-Cooke.
El Shiatsu, como ciencia del Ki enraizada en el Hara, pertenece al acervo cultural de todos los japoneses, no solo al de los médicos. No debe extrañar, pues, que sus conocimientos se hayan filtrado hasta el nivel de la medicina popular y hayan cobrado allí nueva fuerza.
El Shiatsu, como ciencia del Ki enraizada en el Hara, pertenece al acervo cultural de todos los japoneses, no solo al de los médicos. No debe extrañar, pues, que sus conocimientos se hayan filtrado hasta el nivel de la medicina popular y hayan cobrado allí nueva fuerza, de donde surgieron técnicas sencillas, vigorosas y eficaces entre gente ordinaria que practicaba los masajes tradicionales sin poseer muchos conocimientos académicos
El Shiatsu ocupa un lugar único entre las terapias complementarias. Aunque con toda probabilidad su origen es uno de los más antiguos del planeta y haya florecido como parte de la vigorosa tradición de la medicina tradicional en el Lejano Oriente, sólo se ha ganado recientemente un nombre y ha adquirido la dignidad de terapia por derecho propio.
De hecho, la palabra Shiatsu abarca un amplio espectro de estilos y técnicas de tratamiento. Se puede recibir esta terapia complemente vestido y echado en un futón o desnudo en un balneario de California; tumbado junto a otros diez pacientes en una clínica japonesa o sentado en un taburete en una exhibición en Occidente. El tratamiento se ejerce mediante presiones y manipulaciones fuertes, presiones más suaves y sutiles, estiramientos de los miembros, manipulaciones con las palmas de las manos, e incluso sin tocar el cuerpo. El diagnóstico se obtiene tomando los pulsos, a través de puntos situados en la espalda, con presiones aplicadas al abdomen o con la observación visual del rostro de las posturas del cuerpo.
Aunque a menudo se piensa que el shiatsu deriva de la acupuntura, lo más probable es que preceda en el tiempo a esta venerable terapia. Como el tacto es la forma de curación más instintiva, se supone que se frotaban y presionaban puntos y meridianos mucho antes de que fueran estimulados con agujas de piedra como las halladas en emplazamientos neolíticos en China, que se remontn al año 8,000 a.C. Tal vez los meridianos y puntos de la acupuntura se descubrieran inicialmente a través del tacto. Algunos profesores de acupuntura afirman que los meridianos se concibieron en principio como líneas sensitivasque viajaban por el cuerpo después de estimular un punto con una aguja; y, sin embargo, la persión sobre un punto genera las mismas líneas sensitivas. Algunos etilos de Shiatsu emplean los meridianos y no los puntos, y este método se remonta al inicio de la historia de la medicina china representado por un libro descubierto en una tumba de la dinastía Han (206 a.C – 220 d.C) situada en Hunan, en el cual se mencionan los meridianos pero no los puntos.
Sin embargo, no hay duda de que la estimulación de los puntos con agujas como alternativa a la exploración de los meridianos con los pulgares y los dedos implica menos gasto de energía por parte del terapeuta. Por eso, la acupuntura se impuso gradualmente en China como forma principal de manipulación de la <energía>, aunque la maestría de la palpación y las técnicas de masaje siguieran siendo un importante requisito previo en la preparación de los médicos antes de poder pasar al manejo de las agujas. A medida que pasó el tiempo, la importancia de los masajes en el repertoorio médico entró en decadencia hasta que su estatus llegó a ser, más o menos, el mismo que el de la fisioterapia en nuestro sistema médico, siendo la acupuntura el método curativo dominante.
Sin embargo, entre el pueblo los masajes, el frotamiento y la presión de los meridianos y los puntos mantuvieron su aceptación. Allí donde llegó la teoría del Qi o energía vital, también llegó este tipo de masajes. El Tibet, Las Filipinas, Indonesia y Tailandia poseen versiones parecidas. Incluso en el Sur de la India, que profesa su propio concepto védico del Prana frente a la idea china del Qi, existe un tipo de masaje que emplea los puntos de presión y afirma que todas las formas de masaje se originaron allí, al igual que los sistemas chinos de artes marciales, que se dice que fueron introducidos por el indio Bodhidharma. Aunque es difícil saber la verdad, lo cierto es que se produjo cierto intercambio cultural fértil a través de los pueblos.
Japón ha mantenido siempre una estrecha relación con la cultura china y adoptó las técnicas de la acupuntura y de los masajes chinos distorcionando lo menos posible esa tradición. Sin embargo, tras la introducción de la medicina china en Japón durante el siglo VI fue inevitable que se produjeran cambios. La característica principal de la cultura china en el apogeo de su florecimiento fue el desbordamiento irresistible de su creatividad, mientras que la característica principal de los japoneses es su maestría detallista. Los japoneses hicieron con la medicina china lo mismo que hicieron con su arte: refinaron el vigor de las creaciones chinas y dominaron las técnicas hasta poseer el dominio más detallado de la forma. Apareció un tipo de masaje de presión en el abdomen llamado Ampuku, Los terapeutas del Ampuku se pasaban hasta doce años aprendiendo a diagnosticar y a tratar enfermedades exclusivamente por medio del abdomen o Haram como se llama en japonés. Esta capacidad para reducir, analizar y refinar es tan propia de los métodos japoneses como la creatividad de los chinos.
El Hara o abdomen, que ya ha sido mencionado anteriormente, ocupa un lugar privilegiado en la teoría del Shiatsu, no solo como un área importante para el diagnóstico y tratamiento de enfermedades, sino también como un centro poderoso de energía que desarrollan los terapeutas de Shiatsu. Se llama el Mar de Ki (equivalente en japonés del Qi chino) y toda actividad realizada <desde el Hara> posee una combinación vital de energía, relajación y concentración. Las artes marciales, las danzas, la meditación, el sumo, el tiro con arco, la pintura, la curación, y actos como talar árboles o cinar, se ejecutan mucho mejor cuando se hacen desde el Hara. El cultivo del snetido del Hara es vital para el aprendizaje del Shiatsu. Centrar la conciencia y la respiración en el Hara constituye una práctica que abre las percepciones de los terapeutas hasta que al fin todo el cuerpo se convierte en un behículo sensible y transmisor del Ki.
Los conceptos del Hara y del Ki están tan arraigados en el pensamiento japonés que han originado toda una fraseología en la lengua. “¿Gen-ki des'ka?”, el equivalente en japonés a nuestro “¿Cómo estás?” significa literalmente “¿Cómo está tu Ki?”, mientras que la palabra empleada para decir “enfermo” es “byo ki” o “Ki malo”. Decir que una persona tiene un “buen Hara” significa que es una persona íntegra, mientras que “mal Hara” sugiere pereza.
El Shiatsu, como ciencia del Ki enraizada en el Hara, pertenece al acervo cultural de todos los japoneses, no solo al de los médicos. No debe extrañar, pues, que sus conocimientos se hayan filtrado hasta el nivel de la medicina popular y hayan cobrado allí nueva fuerza, de donde surgieron técnicas sencillas, vigorosas y eficaces entre gente ordinaria que practicaba los masajes tradicionales sin poseer muchos conocimientos académicos Este método sencillo y apenas teórico renovó y revitalizó el Shiatsu desde las clases más humildes hasta las más elevadas. Sin embargo, a principios de este siglo, el estilo de los masajes de los médicos primigenios se había convertido cada vez más en un tipo de masaje practicado en la corte y las casas de baños, con muchas de las mismas connotaciones que las palabras <sauna y masajes> han tenido hasta hace poco en Occidente. Los terapeutas paramédicos más serios formaron la Asociación de Terapeutas de Shiatsu, en 1925, para diferenciarse de los masajistas que daban masajes relajantes; entonces, las palbras Shiatsu o digitopuntura se erigieron en los nombres oficiales de los masajes curativos en Japón.
Mientras tanto, las costumbres occidentales, incluida la medicina, iban arraigandose en la cultura japonesa. El ssabio confuciano Aizawa Seishisai manifestó por escrito, en 1825, su desacuerdo ante la <debilidad por algunas novedades y medicinas extrañas> que animaban a los compatriotas a <admirar los usos extranjeros>. Gradualmente, las técnicas occidentales de manipulación y por encima de todo la terminología médica occidental, se sumaron al repertorio de los terapeutas de Shiatsu. Los puntos comenzaron a denominarse atendiendo únicamente a las localizaciones anatómicas occidentales y al concepto de meridianos interconectados se le dejó de dar el valor que tenía hasta el momento.
Tokujiro Namikoshi, que fundó la Clínica de Terapia por Presión en 1925, se dedicó a adaptar las técnicas de SHiatsu al marco académico occidental. Su escuela fue y sigue siendo la única que otorga una licencia oficial para enseñar Shiatsu y, por tanto, el método de Namikoshi es el más estudiado en Japón. Los terapeutas de Namikoshi distinguen los puntos más por su localización anatómica que por el sistema de meridianos y favorecen los métodos científicos occidentales en los tratamientos a expensas de las teorías clásicas.
El Shiatsu se continuo practicando y enseñando tanto al nuevo estilo occidental como en la forma tradicional, hasta que durante la ocupación de los norteamericanos después de la Segunda Guerra Mundial el general MacArthur, como parte del programa de represión general de la cultura tradicional japonesa, prohibió su práctica, así como la del Anma, los masajes relajantes aplicados por lo general para el disfrute de los clientes. El Anma lo practicaban sobre todo los ciegos, una tradición que todavía se sigue en muchos países de Oriente con el fin de preservar el recato. El Shiatsu también tenía sus terapeutas ciegos y la vida de todos ellos se vio amenazada por la prohibición. Se dice que su difícil situación atrajo la atención de la escritora sordomuda Helen Keller. Ella intercedió ante el gobierno de los Estados Unidos y el Anma y el Shiatsu. recuperando su estatus inicial.
El siguiente capítulo de la historia del Shiatsu comienza con la obra de Shizuto Masunaga, profesor de psicología en la Universidad de Tokio, quién estaba muy interesado por la medicina tradicional de Oriente e investigó el tema estudiando textos chinos antiguos. Su madre habia estudiado con Tamai Tempaku, cuyo papel fue muy importante para el renacimiento del Shiatsu en la década de 1920. Masunaga también estudio shiatsu y se licenció en la escuela de Namikoshi donde ejerció de profesor durante diez años. Comenzó a fundir las tres áreas de mayor interés para él: la psicología, la práctica del shiatsu ortodoxo y la investigación histórica de sus raíces, combinándolo todo con la fisiología occidental. Su estilo, que él denominaba <Shiatsu Zen>, posee una teoría general propia que abarca los modelos occidental y oriental de las enfermedades y su curación..
Masunaga también desarrolló los métodos tradicionales de diagnóstico con la palpación del Hara o la espalada de los pacientes, creando un método individual para valorar el modelo energético inmediato del cuerpo y para operar con los meridianos adecuados con el fin de corregir distorsiones. El Shiatsu Zen es extremadamente flexible y se adapta a las necesidades específicas de cada receptor.
Desde la muerte de Masunaga en 1981, muchos expertos de las distintas formas de Shiatsu han comenzado a enseñar siguiendo cada uno una dirección propia o haciendo énfasis en algún aspecto, lo cuan ha permitido que el Shiatsu avance con nuevos conocimientos, descubrimientos y controversias. Muchos de estos cambios se están produciendo en Occidente. Con la creciente urbanización de Japón, la ciencia del KI no atrae tanto como la industria informática. El Shiatsu sigue practicándose tal como siempre se ha hecho en clínicas tradicionales y en los hogares aldeanos, y algunas industrias importantes ofrecen gratis tratamientos de Shiatsu a sus trabajadores, porque previenen la aparición de enfermedades. Pero, a pesar de todo, los mayores desarrollos y síntesis se están produciendo en Occidente. El Shiatsu carece de la relación de la acupuntura china con centros prósperos, pero su desarrollo en Ociddente tal vez haga que vuelva a su lugar de origen enriquecido y más versátil. “Teoría y práctica del Shiatsu” de Carola Beresford-Cooke. Digitalizado por Camila Franco Soubie.